“Si hacer música es tú trabajo a ella debes entregarte”
El asomo –literalmente– a la ventana del lugar de ensayo del Septeto Santiaguero cuando todavía era un estudiante de música marcó para siempre a Gabriel Montero González. Según sus propias palabras escuchar en aquel entonces la calidad musical de la agrupación influyó para que, algunos años después, cumpliera la lógica aspiración de adueñarse de las tumbadoras (también conocidas como Las Congas) del Septeto, y ganarse el sobrenombre de El Montero de la Percusión.
Su niñez transcurrió en el Reparto Municipal, Santiago de Cuba, escenario donde la clásica escena de un palo y una lata figuró entre los primeros acercamientos que tuvo con la música, a la cual le agradece y nombra “tabla salvadora” para ayudarle a no caer en tendencias negativas y poder convertirse en el profesional que es hoy y servirle al Septeto Santiaguero desde hace 5 años.
Anteriormente Gabriel había incursionado en más de 10 agrupaciones. Durante su formación procuró ser un percusionista integral, de hecho, las tumbadoras es el último instrumento al que se ha dedicado, porque primero interpretó, incluso de manera profesional, las baterías, el timbal y a veces los dos instrumentos de forma simultánea.
Consciente de que el mundo de la música es infinito, cuando no se la está “arrancando” al cuero de las tumbadoras con sus propias manos escucharla hasta la saciedad es lo que más hace en sus ratos libres.
“Entre más música escuches más herramientas tienes luego para aportar nuevas sonoridades a tú instrumento o para ayudar a conformar una idea colectiva. Si hacer música es tú trabajo a ella debes entregarte”.
El Montero de la Percusión siente predilección por los géneros Salsa, Jazz y la Música Tradicional Cubana. En sus tiempos de ocio salir y divertirse con amigos y la familia es lo que más disfruta. Además práctica deportes, fundamentalmente hace running. Eso también me ayuda a rendir más con mi instrumento confiesa con picardía.